< el tren de los momentos: "En la vida lo más importante es tener coraje"

el tren de los momentos

28 octubre, 2006

"En la vida lo más importante es tener coraje"

Pocas personas conocen un éxito tan rotundo como el suyo. Un éxito hecho de estadios con récords de público, de largas listas de premios, de millones de discos vendidos. Al que habrá que añadir, seguro, el que acaba de salir al mercado. Será porque Alejandro, cuando canta –igual que cuando habla–, logra expresar emociones que son de todos.

Estamos en su casa, concretamente en su estudio, al que se accede por unas escaleras exteriores que casi arrancan en el cálido mar al que se asoma Miami. "Me gusta ponerle nombre a las habitaciones. A este estudio lo llamo el cuarto de las palabras, porque cuando vienen mis amigos, me dedican algunas frases", dice. Efectivamente, allí han dejado su huella manuscrita Shakira, Paulina Rubio, Juanes y otros muchos nombres famosos. También hay dibujos suyos colgados de las paredes, pero no como se cuelgan habitualmente los cuadros, sino sujetos con pinzas, como si fuesen ropa tendida. Y un piano de pared. Y sus fotos, supongo que esas que formaron parte de una exposición que hizo, junto a Jaume de Laiguana, a beneficio de Infancia Sin Fronteras. Pienso que ese cuarto es el verdadero refugio de Alejandro, y seguro, la parte de su hogar que más le define. Allí está todo lo que le gusta y le motiva. Instalo mi grabadora y comienzo con la sensación de que voy a hacerle una entrevista a un amigo de toda la vida.

¿Es aquí donde has compuesto 'El tren de los momentos'?
Sí. Aquí es donde he grabado casi todo el disco. Por ejemplo, metía el amplificador de la guitarra en el baño y cubría las paredes de mantas para evitar resonancias en las paredes y en los cristales. Es un disco muy artesano. Pero, sobre todo, es el disco que yo quería hacer.

¿Por qué te has venido a vivir aquí?
Me han echado (ríe), no me dejan vivir. No todo el mundo, claro. Pero hay una cierta maldad implícita en nuestra sociedad mediática difícil de comprender. Y no me importa por mí, yo ya estoy curado de espanto. Pero tengo a mi familia, mi madre, y no me gusta... y si estoy allí, me entero de todo. En cambio aquí, si me llama alguien, digo: “Primero, no quiero saber nada. Segundo, ¿cómo estás?” (risas). Pero también estoy aquí porque me gusta esta casa, me gusta el mar.

Eres un artista muy premiado. ¿Uno se acostumbra al éxito?
Yo cada vez aprecio más los premios. Es como el cariño de una madre: cuando eres joven no echas cuentas, porque uno lo tiene ahí. Pero cuando va pasando el tiempo, te vas haciendo consciente de su importancia. Hay muy buenos artistas que no llegan nunca a triunfar ni a tener un premio. Por otro lado, el artista no es sólo el cantante. En muchas ocasiones hay un equipo de gente que también lo hace muy bien. Sin embargo, yo cambio todos los premios del mundo por la emoción del que escucha mi canción por primera vez y se emociona.

¿Cómo has conseguido llegar hasta el punto donde te encuentras?
En la vida no hay nada más importante que acertar con lo que te gusta y tener coraje para tirar para adelante. Yo he tenido muchas presiones para dejar la música. Mi madre quería que estudiara, hiciera oposiciones y me metiera en un banco con un contrato fijo. Decía: “Pero qué haces. Un artista, ¡Dios mío!”. Ya mi padre lo había sido... pero si tienes coraje para superar esos obstáculos y tienes el don para lo que sea, seguramente te irá bien. En la vida no hay como soñar con algo e ir a por ello al cien por cien. Y yo lo tenía muy claro.

Todos conocemos tu trayectoria. Pero, ¿cuál ha sido la parte dura de tu vida?
Hay bastante parte dura alguna entra tanto dentro de lo personal que no lo voy a mencionar. En cuanto a lo profesional, quizá la primera etapa, hasta que conseguí que me ficharan con Viviendo deprisa, me costó mucho. Me encontré con gente muy buena y también con gente mala, que no sé por qué tiene tendencia a ponerle las cosas difíciles a los demás. Así que un día me colé en el metro, porque no tenía ni para pagarlo, me senté en la puerta de la compañía de discos y dije que de ahí no me iba hasta que me diesen mi carta de libertad, poruq no me dejaban grabar, pero tampoco me dejaban ir. Y les dije: "Y si al mes huelo, que me quemen (risas)". Así que bajaron y me dieron la carta de libertad con la condición de que grabase Pisando fuerte, Viviendo deprisa... todas las canciones del primer disco. Entonces llevé la maqueta a otra compañía y por fin la escuchó Iñigo Zabala, y empecé con negociaciones, y recibí otras ofertas. Y por fin firmé, grabé y empecé a ganar mi primer dinero, y a viajar... y al que me puso las cosas difíciles le envié un ramo de flores. Le dije: "Ojalá tengas en la vida tanta suerte como yo".

Entre todo lo que has conseguido, ¿de qué te siente más orgulloso?
De mi hija. A pesar de todas las circunstancias siempre he tenido el tiempo y la paciencia para poder explicarle las cosas. A veces le doy unas charlas tan largas que ella me dice: "Basta". Y le regalo una palabra todos los días. Le digo: "Hoy te voy a regalar la palabra ilusión". Y se la explico, y ella me hace infinidad de preguntas. Es muy curiosa. En el disco toca el violín en uno de los temas: Si molestan.

Tu infancia fue muy distinta a la suya.
Si situación fue bastante más difícil económicamente. Mi madre nos crió sola, porque mi padre también era artista y viajaba mucho. Pasó un embarazo sola con nosotros dos, y con un cólico nefrítico...

Pero tú admirabas mucho a tu padre...
Sí. Era una cosa extraña. Me parecía tanto a él que a veces hasta me provocaba rechazo. Le quería mucho, per también tenía mis diferencias con él. Supongo que es lógico.

¿Cómo superas su ausencia?
Bueno, no considero que esté ausente. Para mí sigue presente de alguna manera. Los psicólogos me dirían que hay que aceptarlo (ríe). Yo sé que está muerto y eso no puedo cambiarlo, pero hay cierta parte de él que sigue presente. Me provoca vacío cuando estoy viendo un partido de fútbol, parece que le voy a llamar y voy a ir a comentarlo con él, como hacíamos antes. Pero él era muy introvertido, no demostraba mucho sus sentimientos. No llenaba nunca los silencios, con lo cual los silencios se parecen un poco a él.

¿El dinero da la felicidad?
La felicidad no la da el dinero, pero depende también para qué lo utilices. Hay gente a la que le gusta amasar dinero. Muchos de los ricos que he conocido lo son precisamente porque son míseros con su propia familia, con su gente, con ellos mismos. A mí no me gusta contarlo. Claro que, qué cómodo es no tener que preocuparse de él. Pero yo no me considero una persona rica, me considero rico en otros aspectos.

Padres gaditanos, naciste en Madrid, vives en Miami, tu hija es medio mexicana... ¿eso proporciona riqueza o crea confusión?
Los que viajamos mucho atrapamos cosas de aquí y de allá, es el intercambio cultural, y hay quien se pierde esas cosas. Recuerdo cuando vi La pelota vasca, de Medem, que le preguntaba a Eduardo Madina (diputado socialista por el País Vasco): "¿Qué le diriías tú a quien te puso una bomba y te quitó una pierna? Yo le diría que leyera y que viajara. Porque ser vasco es fantástico, pero matar o morir por la tierra... eso es insultar a la tierra, la tierra no pide sangre. Viajar, leer, conocer a otra gente, otras culturas, y sentirte integrado, no dejarte amedrentar por los anclados del mundo.

¿Crees en Dios?
Estoy medio enfadado con él, porque muchas veces no lo entiendo, es un poco cabroncete. No sé si se porta mal o nos deja que nos matemos... no le hablo (ríe). Estoy esperando a ver si me llama.

¿Y aún crees en el género humano?
Sí... mira, hay una canción en este disco que se titutla Donde convergemos y habla de ese punto donde hasta los más radicalmente opuestos tienen algo en común. Ese punto se llama esperanza.

¿Y en la media naranja?
La única media naranja que conozco es ésta -descuelga un papel que hay colgado en la pared: es una foto de una media de color naranja. Ríe-. Esta la mandó un amigo, ¡una foto con mi media naranja! Ahora en serio: creo en la media naranja. Cuando aparezca, la reconoceré.

Muchas de tus canciones hablan de amor, ¿es lo que más te inspira?
Sí, lo que más me provoca para escribir es la búsqueda de ese amor, la terquedad del ser humano en esa búsqueda. Cuando el tiempo nos quita la capacidad de creer, o por lo menos la mina, el hombre sigue creyendo que existe el amor.

Eres una persona no sólo con buen humor, sino con sentido del humor...
Es una forma de ser. A mi hija le he enseñado el poder de la risa. Por ejemmplo, cuando le dan miedo las cosas, le digo: "Te voy a contar un secreto que tenía guardado para cuando tuvieses 18 años, pero te lo voy a adelantar. Cuando algo te dé miedo, tú ríete muy fuerte". "¿Sí? ¿Por qué?" "Porque el miedo no puede con la risa?". Se lo dije en un parque temático, porque le daban miedo unas brujas que venían. Y cuando pasaron empezó: ja, ja, ja, ja...

(Margie Igo, Fotos: Jaume de Laiguana. En la web http://www.psychologies.orange.es/ y Psychologies nº 22)